[box] Well, dude, sometimes you eat the bear, sometimes the bear eats you. [/box]
Caminas con energía por un sendero que, a pesar de no haber hollado nunca, te inspira confianza. De súbito, tus pasos te guían hacia un bosque cerrado y húmedo, y la senda, otrora un hilo desgastado de guijarros relucientes por el sol primaveral, es ahora una maraña de matorrales secos y espinosos. El clima montañoso, tan salvaje como antojadizo, te castiga con una fina llovizna cuyas gotas escarchadas penetran, con parsimonia, en todos y cada uno de los poros de la piel, tensando músculos y ateriendo huesos. El relente, motivo de evasión para la mayoría de las criaturas vivas, no lo es para el oso de espesa capa de grasa que, erguido sobre sus patas traseras, clava la mirada en ti con la desconfianza que otorga una visión miserable y ese recelo, surgido del instinto natural, que enfrenta a especies totalmente diferentes desde los albores de los tiempos.
Sigue leyendo →