Reconozco que tengo un afán corrector/revisor lo suficientemente desarrollado como para afirmar que puedo llegar a hastiarme por culpa de mi propia pesadez. Y no es que corregir me resulte especialmente emocionante sino que este proceso final se revela como la parada final antes de entregar cualquier traducción y, claro, hay que detenerse a observar no sea que por ir con prisas, uno vaya a dejar pasar algunos detalles que merece la pena contemplar.

Traduzco, reviso y vuelvo a revisar
14 respuestas